El día que descubrí que la vida que vivía no era mía
- Katheryne J. Robles
- 8 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
Diario de una Consteladora – Por Katheryne J. Robles
En mi último año como estudiante de Psicología, lo tenía todo para estar bien… y sin embargo, me sentía completamente VACÍA.
Fui a terapia, varias veces. Leía libros de superación personal como si fueran salvavidas, con la esperanza de que alguno calmara esa sensación extraña de no pertenecer del todo a mi propia vida.
Nada parecía suficiente.
Terminé mi carrera como pude. Por dentro me sentía apagada. Me esforzaba, soñaba, hacía lo que “debía hacer”, pero algo no encajaba.
Fue en esa búsqueda desesperada por respuestas que conocí las Constelaciones familiares.
Recuerdo con total claridad mi primera constelación. Yo solo quería entender por qué me sentía tan mal.
Y lo que descubrí fue impactante:
Estaba viviendo la vida de un hermano mío que no había nacido.
Sin saberlo, lo estaba reemplazando.
Por eso no sentía alegría. Por eso nada me hacía sentido. Porque estaba viviendo una historia que no era la mía.
Después de esa sesión, le escribí una carta amorosa a ese hermano. Lo honré. Le di su lugar.
Y algo dentro de mí se acomodó.
Ese vacío tan denso… comenzó a irse. Volví a sentir alegría. Empecé a ver la vida con más ligereza. Fue un antes y un después.
Aquí te comparto la plantilla de la carta y espero que si estás pasando por lo mismo, esto también te ayude:

También puedes descargar esta plantilla de la carta aquí.
Pero mi historia no acabó ahí...
Aunque ya había dado un primer paso, aún había mucho que mirar:
No conseguía trabajo después de la universidad.
Intenté varios emprendimientos, y todos fracasaban.
Mis relaciones amorosas eran un caos.
Con mi mamá éramos más como amigas que madre e hija.
Y con mi papá… apenas si hablábamos.
Entonces decidí ir más profundo. Me formé como consteladora familiar.
Y ahí entendí algo que cambió mi práctica para siempre:
“Solo quien ha sanado con sus propios padres puede ayudar a otro a sanar con los suyos.”
Porque si no lo haces, no puedes mirar con respeto a los padres de tu cliente…
Y sin respeto por los padres, no hay movimiento sanador que perdure.
Ese fue el verdadero INICIO de mi camino... Pero esa historia la contaré en los próximos capítulos de “Diario de una Consteladora”.

Y recuerda:
Lo que se ordena ADENTRO, florece AFUERA.
Si esta historia resonó contigo, tal vez hay una parte de tu sistema que está pidiendo ser vista con amor.
En mis talleres y sesiones, acompaño estos procesos para ayudarte a RECUPERAR tu fuerza, tu lugar y tu propia historia.
Descubre si tú también estás ocupando el lugar de otra persona en este video que preparé con mucho amor para ti, sobre los síntomas del YACIENTE
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